El reflujo gastroesofágico puede causar una serie de síntomas, como acidez estomacal, regurgitación (la sensación de que la comida o el líquido regresa a la boca), dolor en el pecho, tos crónica, dificultad para tragar y una sensación de tener un nudo en la garganta. También puede provocar irritación e inflamación del revestimiento del esófago, lo que se conoce como esofagitis.