Chevy Blazer EV, una alternativa eléctrica en el mercado
Chevrolet Blazer EV, una de las opciones de vehículo eléctrico de General Motors
Chevy Blazer EV: un necesario paso hacia adelante

Si hay un modelo de la flota de Chevrolet que pedía a gritos la conversión al parque eléctrico ese era el Blazer. Por distinción, elegancia, funcionalidad y rendimiento. General Motors tiró de sentido común y dio el paso, no sin toparse antes con unos cuantos obstáculos por el camino, incluyendo un freno a la producción desde diciembre de 2023 por unas actualizaciones críticas a su software. Pero ahora la ruta parece despejada y los Blazers han llegado para sumar, una alternativa eléctrica de peso frente al Model Y de Tesla o el Mustang Match E de Ford.

Elementos para presumir no le faltan. Su versión más avanzada, la SS, cuenta con 557 caballos de fuerza y capacidad para alcanzar las 60 millas por hora en menos de cuatro segundos. Claro que arranca en los 65.000 dólares de inicio, una cuestión subsanable con las cuatro versiones inferiores que rebajan las pretensiones inicial hasta los 50.000 dólares. Si a eso se le añade el crédito federal de 7.500 dólares que se otorga para vehículos eléctricos, el resultado no es tan demoledor. No hay que olvidar, en cualquier caso, que se trata de un modelo de alta gama.

Basta un vistazo rápido para darse cuenta. No es un coche cualquiera. Es un SUV deportivo con rines de 21 pulgadas, maletero eléctrico de manos libres, asientos en dos tipos de cuero —rojo y negro—, pantalla táctil de 17 pulgadas y una lluvia de elementos tecnológicos que requiere de varios días para dominarlos todos. Es un modelo largo, ancho y ágil. El espacio de piernas para conductor y pasajeros es más que generoso y también la carga en el maletero.

La experiencia, en general, es muy placentera, desde el ruido angelical y futurista de la cabina casi de forma permanente, hasta la aceleración poderosa de semejante cuerpo, un deportivo que a primera vista da la sensación de ser compacto pero que en realidad no lo es tanto. Mide más de cuatro metros de norte a sur.

En cuanto a la batería, la obsesión más recurrente para dueños de modelos a pilas —especialmente para neófitos en la materia—, cuenta con una autonomía de 279 millas por carga y la ventaja de administrar bastante bien sus fuerzas. Es decir, que el porcentaje disminuye a gran velocidad en carretera. En cuanto a la carga, en media hora se puede recuperar la mitad de la batería en unas de las 17.000 estaciones disponibles en todo el país. Eso sí, la carga en casa a 110 voltios raya en lo ridículo. Toda una noche conectado al enchufe regular del garaje y no pasó del 7%. Pírrico. Parece evidente que requiere de una instalación en el garaje para que la carga deje de ser un problema.

En cuestiones tecnológicas, el despliegue es generoso, especialmente en materia de seguridad, con detectores de movimiento delante y atrás del vehículo que envían una constante sacudida al conductor a través del asiento —bastante molesta, por cierto. La realidad es que cuesta acostumbrarse al sobresalto constante, y más si se apura la frenada porque a la mínima detecta la presencia de un vehículo o un objeto, y obliga a frenar.

Y en cuestión de entretenimiento, la pantalla que domina el salpicadero es amplia, con GPS, bluetooth para conectar teléfonos celulares y unos gráficos de calidad que dotan al interior de una sensación de lujo e información constante. El Blazer en su modelo de gasolina ya era un coche sobresaliente. La versión eléctrica significa ir un paso más hacia adelante para General Motors. 


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